El Phoradendron leucarpum, que es el nombre técnico del muérdago, es una planta situada especialmente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Existen de 700 a 1400 especies divididas en las familias, Viscaceae y Loranthaceae que varían desde el género no parásito hasta el completamente parásito.
El muérdago navideño, el que nosotros más conocemos, pertenece a un grupo de plantas vasculares, con flores que parasitan el tallo de árboles y arbustos. Crece en manojos en los troncos y de ellos obtiene el sustento para vivir. Al ser una hemiparasita, sí puede elaborar su propia clorofila pero necesita del tejido xielmático de su hospedador para conseguir los nutrientes necesarios para su desarrollo y los adquiere utilizando su propio sistema endofítico.
Las flores del muérdago nacen en las axilas de las hojas de este arbusto, son pequeñas y unisexuales, es decir cada planta tiene un solo sexo. Las flores hembras se convertirán en pequeñas bayas blancas de carne pegajosa que madurarán en invierno. Cada una de estas contiene una semilla que las aves se encargarán de transportar a otros árboles o otras partes del mismo.
La estructura de esta planta es primitiva y reducida en apariencia. Cuando esta baya transportada por cualquier pajarillo alcanza el tronco de un árbol, un pegajoso acodo en la semilla le permite adherirse al hospedador. Dentro de un disco adhesivo germina y se desarrolla. Como la implantación de esta hemiparásita produce ciertos cambios en el área ocupada del hospedador, su crecimiento en principio es lento. Las yemas no serán visibles hasta el segundo año, pero cuando su sistema endofítico se ha establecido la planta crece rápidamente. Entonces brotaran las hojas siempre verdes, duras y carnosas que la caracterizan y de nuevo comenzará todo el ciclo. El muérdago prefiere los árboles frutales, especialmente el manzano pero también se le puede encontrar parasitando robles.
Hasta aquí hemos conseguido averiguar un poco sobre la estructura y desarrollo del muérdago, pero aún no hemos aclarado el motivo de la creencia de la magia de esta planta.
Para hacerlo debemos remontarnos en el tiempo hasta la prehistoria y los druidas. El historiador romano Plinio en su Historia natural, nos hablaba ya de estos sacerdotes y magos celtas explicando el complejo ritual del que se servían para su recolección, siempre en determinadas fechas del año y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles. Lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas...El muérdago era su planta mágica por excelencia y los druidas lo recogían cuidando que no tocase el suelo, bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una francesa nos relata que en su origen esta planta era un árbol pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde Jesucristo sufrió su martirio y muerte, Dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles. La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del dios de la paz, Balder, este fue herido y muerto por una flecha de muérdago, esto entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago, se besasen para perpetuar su amor.
Esta planta como hemos comprobado hasta ahora, tiene múltiples aplicaciones y significaciones mágicas, pero la ciencia no la ha olvidado por ello y ha estudiado profundamente el muérdago hasta llegar a aislar sus componentes, extrayendo la viscotoxina del Viscum alba, o muérdago europeo y del Phoradendron serotinum, la phoratoxina, ambas proteínas producen un descenso de la fuerza contractil del corazón, originando una bradicardia.
También la lecitina específica de galactosa se extrae de esta planta y consigue una mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a quimioterapia y radioterapia, ya que aumenta la respuesta del sistema inmunológico y los niveles de endorfina del plasma B.
En 1994 Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama, tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama . Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia. Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico (ML-1) aislado del muérdago europeo, Viscum alba, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas. Los resultados fueron óptimos demostrándose que los niveles de endorfina B aumentaban después del tratamiento con ML-1.
No estaban los antiguos druidas muy equivocados cuando consideraron al muérdago como su planta mágica, sus propiedades terapéuticas están hoy más que demostradas. Ahora solo nos resta comprobar si un beso dado bajo un pequeño ramillete verde de esta planta realmente tiene la facultad de concedernos el amor eterno y toda la suerte que necesitamos para comenzar este año que entra.
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