Hace ya mas de 20 años que trabajo con pacientes con enfermedades crónicas inmunológicas, y en ésta maravillosa actividad he recibido el mayor y mejor aprendizaje de vida, he aprendido que ni un solo pedacito de mí vive aislado en mi cuerpo, ni una molécula de él vive en soledad, están todas y cada una interrelacionadas entre sí, y no tan solo eso, sino que cada uno de mis pensamientos, cada una de mis emociones se comunica con mis células, que los mensajes llegan a todo mi Ser
Revisando mis archivos encontré ésta nota (publicada por Blog alternativo), la cual lleva guardada en mi pc casi un año, hoy decido compartirla.
Casi 30.000 en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, cánceres…
No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir, de morir bien.
Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es más tiempo, sino sentirte alegre por estar aquí y ahora.
¡Muchos agradecen a su cáncer que les haya enseñado a ser felices, a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.
¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. ¡Y esto hay que saberlo! Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida, y a fortalecernos en cada contrariedad.
Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Es malvivir: ¡la mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, ¡pero no tu vida!
La mente va de excitación en excitación, te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos ’síndrome de déficit de deleite’: ¡no sabemos gozar de lo que nos da la vida!
Un 10% es lo que te pasa y un 90% es lo que haces con lo que te pasa.
Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.
Sí. Los psiquiatras detectan que hoy padecemos de neurosis noógena: falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia.
Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas, euforizantes… ¡Puedes aprender a sanarte!
Hablo de la TERCERA REVOLUCIÓN DE LA MEDICINA: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psiconeuroendocrinoinmunología.
Es la disciplina que integra psiquismo y biología, tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonton, Robert Ader, Stanley Krippner…
La interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: ¡las emociones modifican tu capacidad inmunológica!
La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, el remordimiento, la rabia… ¡Cada una tiene su bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.
La salud no es un estado: es un proceso, y muy dinámico. ¡Por tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones!
Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas, y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras.
Hay un viejo experimento famoso: a cuarenta mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo suministró quimioterapia a veinte mujeres y dejó que las otra veinte creyesen recibirla…
Sí, sí: el 60% de las segundas quedaron tan calvas como las tratadas con quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? ¡Sus propias creencias!
Lo que demuestra el enorme poder del médico. ¡El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente! Un hijo mío es médico: a él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico.
Son condenas: matan más que el tumor. Acepta el diagnóstico que sea, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! Jamás: si abandonas la esperanza de mejorar, de luchar por tu propia salud…, activas el suicidio endógeno.
¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición… y al año no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.
‘Milagro’, dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro: la remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud, la vida.
Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando el círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vida que nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a sentir: a reír, a llorar… Se han permitido asombrarse y han experimentado estados de trascendencia…
Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica: estás sano, ¡vives! Por el tiempo que sea, estás vivo.
mir!, Definitivamente, ATENTAS de manera positiva en mi vida, como si conspiraras exactamente como pienso, veo, toco, escucho y siento el mundo!.. y algo me dice que si es asi somos buen duo jaja.
ResponderBorrarque bueno que encuentre este tipo de cosas para leer con casi 22 años!, hay gente que le cuesta toda una vida!. Sentido gracias por lo que compartis!.
Qué maravillosa lección de vida. Cuánto se aprende en este espacio. Es un lujo disfrutar de tanta sabiduría. Un gran abrazo.
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