Ante tanta información que nos llega respecto de lo que " va a pasar", a veces nos distraemos de lo "que está pasando".
Vuelvo (como siempre), al camino, este camino que construimos instante a instante en nuestra vida y del que debemos (es nuestra responsabilidad) estar conscientes. PRESENTES, AQUI Y AHORA.
Parafraseando al Dr. E. Bach, "la vida es como un día de colegio", solo se trata de apre(he)nder.
Hoy me ocupa el tema de "la enfermedad", esto de estar sanos o enfermos. Como decía mi (querida)abuela, para enfermarse solo se necesita estar sanos, al igual que para morir el único requisito es estar vivo.
Transcribo algunos párrafos del libro "La enfermedad como camino" de Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke
..."Cuando en el cuerpo de una persona se manifiesta un síntoma, éste (más o menos) llama la atención interrumpiendo, con frecuencia bruscamente, la continuidad de la vida diaria. Un síntoma es una señal que atrae atención, interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal. Un síntoma nos reclama atención, lo queramos o no. Esta interrupción que nos parece llegar de fuera nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello hace que empiece la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y dedicación: el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él."...
..."Aquello que en nuestro cuerpo se manifiesta como síntoma es la expresión visible de un proceso invisible y con su señal pretende interrumpir nuestro proceder habitual, avisarnos de una anomalía y obligarnos a hacer una indagación. También en este caso, es una estupidez enfadarse con el síntoma y, absurdo, tratar de suprimirlo impidiendo su manifestación. Lo que debemos eliminar no es el síntoma, sino la causa. Por consiguiente, si queremos descubrir qué es lo que nos señala el síntoma, tenemos que apartar la mirada de él y buscar más allá."...
..."Nuestro mejor amigo nunca se atrevería a decirnos la verdad tan crudamente como nos la dicen siempre los síntomas. No es, pues, de extrañar que nosotros hayamos optado por olvidar el lenguaje de los síntomas. Y es que resulta más cómodo vivir engañado. Pero no por cerrar los ojos ni hacer oídos sordos conseguiremos que los síntomas desaparezcan. Siempre, de un modo o de otro, tenemos que andar a vueltas con ellos. Si nos atrevemos a prestarles atención y establecer comunicación, serán guías infalibles en el camino de la verdadera curación. Al decirnos lo que en realidad nos falta, al exponernos el tema que nosotros debemos asumir conscientemente, nos permiten conseguir que, por medio de procesos de aprendizaje y asimilación consciente, los síntomas en sí resulten superfluos.
Aquí está la diferencia entre combatir la enfermedad y transmutar la enfermedad. La curación se produce exclusivamente desde una enfermedad transmutada, nunca desde un síntoma derrotado, ya que la curación significa que el ser humano se hace más sano, más completo (con el aumentativo de completo, gramaticalmente incorrecto, se pretende indicar más próximo a la perfección; por cierto, tampoco sano admite aumentativo). Curación significa redención, aproximación a esa plenitud de la conciencia que también se llama iluminación. La curación se consigue incorporando lo que falta y, por lo tanto, no es posible sin una expansión de la conciencia. Enfermedad y curación son conceptos que pertenecen exclusivamente a la conciencia, por lo que no pueden aplicarse al cuerpo, pues un cuerpo no está enfermo ni sano. En él sólo se reflejan, en cada caso, estados de la conciencia."...
Y aquí un discurso del Dr. E. Bach
(Discurso pronunciado en Southport, en febrero de 1931)
No es una tarea fácil hablar frente a Uds. esta noche.
Uds. constituyen una sociedad médica y yo vengo aquí como médico. Sin embargo, la medicina a la cual quisiera referirme están tan alejada de las opiniones ortodoxas de hoy que poco habrá en esta exposición que huela a consultorio, enfermería u hospital, tal como los conocemos hoy en día.
Si no fuera porque Uds., como seguidores del Hahnemann, están ya muy avanzados con respecto a aquellos que predican las enseñanzas de Galeno y la medicina ortodoxa de los últimos doscientos años, no me atrevería siquiera a hablar.
Pero la enseñanza de su gran maestro y de sus seguidores ha echado mucha luz sobre la naturaleza de la enfermedad, abriendo tanto el camino que lleva a la correcta curación, que yo sé que Uds. estarán preparados para acompañarme un poco más allá en el sendero a fin de ampliar la visión de las glorias de la perfecta salud y de la verdadera naturaleza de la enfermedad y de la curación.
La inspiración dada a Hahnemann trajo luz a la humanidad que estaba en la oscuridad del materialismo, cuando el hombre había llegado a considerar a la enfermedad como un problema puramente materialista, que debía ser aliviado y curado solo por medios materiales.
El, como Paracelso, sabía que si nuestros aspectos espirituales y mentales estuvieran en armonía, la enfermedad no existiría, y él se dispuso a encontrar los remedios que pudieran tratar a nuestras mentes y de ese modo brindarnos paz y salud.
Hahnamenn logró avanzar mucho y nos hizo recorrer un largo trecho del camino, pero solo tenía el tiempo de una vida para trabajar. Es nuestro deber continuar su búsqueda donde él la dejó, tratando de acrecentar la estructura de la perfecta curación para la cual él sentó los fundamentos, y así empezar la construcción como corresponde.
El homeópata ya ha prescindido de muchos de los aspectos innecesarios y sin importancia de la medicina ortodoxa, pero todavía tiene que seguir. Sé que Uds. quieren mirar hacia adelante, porque ni el conocimiento del pasado ni el del presene son suficientes para el que busca la verdad.
Paracelso y Hahnemann nos enseñaron a no prestarle demasiada atención a los detalles de la enfermedad, sino a tratar la personalidad, el hombre interior, porque se daban cuenta de que estando nuestra naturaleza mental y espiritual en armonía, la enfermedad desaparece. Ese gran basamento para su edificio es la enseñanza fundamental que debemos continuar.
Luego Hahnemann comprendió como causar esta armonía y descubrió que, trabajando con drogas y remedios de la vieja escuela y elementos y plantas que él mismo había seleccionado, podía revertir la acción por potencialización, de modo que la misma sustancia que daba origen a los envenenamientos y síntomas de enfermedad podría -en una cantidad diminuta- curar aquellos síntomas particulares cuando se la preparaba según su método especial.
Así formuló la ley de "lo semejante cura a lo semejante": otro gran principio fundamental de vida. Y nos dejó para que continuáramos la construcción del templo cuyos planos iniciales le habían sido revelados.
Y si seguimos en esta línea de pensamiento, la primera gran percepción que llega hasta nosotros es la verdad de que la enfermedad misma es "lo semejante que cura a lo semejante", porque la enfermedad es el resultado de una actividad errónea. Es la consecuencia natural de la falta de armonía entre nuestros cuerpos y nuestras almas; es "lo semejante cura a lo semejante" porque la enfermedad misma es lo que evita y previene que llevemos demasiado lejos nuestras malas acciones y al mismo tiempo, es una lección que nos enseña a corregir nuestros caminos y a armonizar nuestras vidas con los dictados de nuestra alma.
La enfermedad es el resultado del mal pensamiento y de la mala acción y cesa cuando acto y pensamiento se corrigen. Cuando se aprende la lección del sufrimiento y de la pena, no queda ya propósito para su presencia, y automáticamente desaparece.
Esto es lo que Hahnemann consideró de modo incompleto como "lo semejante cura lo semejante"
Estoy segura que tenemos tantas maravillosas herramientas que nos han legado tan generosamente nuestros antepasados, que es nuestra obligación/compromiso usarlas como corresponde, HACIENDO CAMINO.
Lo que más deseo es que alguien se se anime a continuar trabajando y orientando a los médic@s siguiendo la lines del Dr.E.Bach. Se me acaba de ocurrir qué bien nos haría a los pacientes tener la oportunidad, en los hospitales por ejemplo, de escuchar,enterarnos y darnos cuenta que la enfermedad es una Gracia pues nos avisa de la desarmonía de nuestra alma. Desaparecerían las enfermedades crónicas y sólo habríamos enferm@s que podemos sanar. Cuando nos damos cuenta y creemos que todo es posible,la vida hace que se convierta el sueño en realidad.
ResponderBorrarGracias Luz!!!
Un beso gigante,Susana
Lo principal que tenemos que aprender es a escuchar a nuestro cuerpo que a veces nos grita hasta desfallecer porque hacemos oidos sordos por miedo a lo que nos desvele de nosotros mismos.
ResponderBorrarCuanto camino nos queda...
Pero haremos camino sin dejar de andar.
Un beso enorme y un abrazo lleno de luz y energia.
Leyendo y disfrutando,cariños
ResponderBorrarGracias a vos Susana, estamos en el Camino, despacio estamos llegando lejos...
ResponderBorrarAbrazote de luz, Mirta
Así es Lola, como comentaba a Susana, despacito se llega lejos. Sigamos caminando amiga. Abrazo de luz, Mirta
Gracias fiaris, un placer recibirte.
Abrazo gigante de luz, Mirta
Excelente artículo Mirta.
ResponderBorrarTodo nos lleva a resolver y transmutar.
abrazos.
Así es Adriana.
ResponderBorrarGracias por compartir el camino.
Abrazo de luz, Mirta