Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud
Basándose en su experiencia e investigación de horas y horas de atención a niños junto a padres y docentes, nos explican que los niños nos “espejan”, son como un espejo, y con sus conductas, síntomas y forma de relacionarse permiten que salga a la luz aquello que está enterrado –por dolor o miedo– en nuestro inconsciente, dándonos la oportunidad de sanar heridas, de comprenderlos como merecen y de hacer brotar nuestros dones y talentos bloqueados.
El libro invita a salir de los esquemas tradicionales de esta sociedad y asegura que los niños y jóvenes actuales, que son un reto para sus padres y educadores, “vienen para abrir caminos y nos han elegido para que los ayudemos a ser entendidos y escuchados”.
Sandra Aisenberg y Eduardo Melamud son facilitadores-instructores de la Técnica de Decodificación de la Memoria Celular desde 1991, investigan formas alternativas de educación y crianza acordes a los niños del siglo XXI como la Pedagogía Waldorf, están especializados en “niños especiales”, autistas, pseudo-autistas, TGD, Asperger, Add, Ahdd, … y han publicado los siguientes libros:
![niños indigo](http://www.elblogalternativo.com/wp-content/uploads/2011/02/ni%C3%B1os-indigo.jpg)
- Ser indigo: Cómo Despertar los Dones
- Niños Indigo
- Niños Cristal, un puente al corazón
- Cuentos para los nuevos niños
Un título curiosoSitio oficial: Vibración índigo
Sandra Aisenberg: La intención es proponer una nueva mirada para comprender a los chicos. Ver cómo sus actitudes reflejan, espejan , lo que ocurre realmente en el interior de la familia. Que si son caprichosos, esos caprichos tienen una razón, un motivo más profundo. Y pedirles a los padres que hagan un trabajo de introspección, que se pregunten: ¿qué me está pasando?
Eduardo Melamud: Una vez llegó a uno de nuestros talleres un chico hiperactivo que, cuando llegaba su padre a la casa, se ponía a correr. Era algo extraño, porque a veces el padre llegaba muy tarde, cuando él estaba dormido; sin embargo, se despertaba y comenzaba a correr. El padre ocupaba un cargo de mucha responsabilidad en una gran empresa, lo que le provocaba estrés.
S.A.: Había dos elementos que nos llamaban la atención desde el principio y que comenzamos a investigar. Por su posición en la empresa, el padre no podía expresar libremente sentimientos como disgusto, fastidio, frustración, rabia, volvía al hogar tenso y agotado. Por otra parte, los fines de semana, cuando el papá no trabajaba, el chico no corría, jugaba y participaba tranquilo de la vida familiar.
¿Qué hicieron?
E.M. : Le pedimos al padre que se comprara un par de zapatillas y ropa de footing, y por las noches, cuando llegara a la casa, antes de ver a su hijo, saliera a correr unas cuadras. Milagrosamente, el chico dejó de correr cuando su padre volvía. La carrera liberaba al padre de los sentimientos reprimidos, pero también a la familia, y por supuesto a su hijo. Fíjese la relación profunda que se crea entre los miembros de una familia, algo que a veces olvidamos.
S.A.: Recuerdo otro caso: una madre nos contó que, como iba a cumplir 40 años, quiso celebrarlo con una linda fiesta. Cuando llegaron los invitados todo estaba cuidadosamente dispuesto para pasar un rato agradable. Pero esa noche su hijo estuvo tremendo, fastidioso, gritaba, lloraba, no había forma de conformarlo. “Arruinaste mi fiesta de cumpleaños”, le recriminó la mamá cuando se fueron los invitados. Pero cuando le preguntamos a la madre cómo se sentía interiormente, reconoció que estaba muy preocupada por la suerte de un hermano que vivía en una región de Europa convulsionada por una sangrienta guerra civil. Nuevamente, el chico fue el encargado de expresar lo que nadie se atrevía a decir, el vocero de la preocupación familiar.
E.M.: Además, los chicos son observadores y a veces sorprenden a sus padres cuando les señalan cosas que hacen habitualmente, pero como no son conscientes, las ignoran.
¿Por ejemplo?
S.A. : Una amiga nos contó que un día, cuando estaba lavando los platos, se acercó su hijo de 5 años y le preguntó: “Mamá, ¿qué te pasa?” Ella respondió: “Nada. ¿Qué me puede pasar?” El chico la miró atentamente y le dijo: “Es que cuando algo te pasa te ponés a hacer las cosas de la casa”. Y, efectivamente, ella estaba preocupada por un problema familiar, pero ignoraba que cuando algo la atribulaba, la salida era hacer alguna tarea doméstica.
E.M.: Tenemos que considerar al chico en toda su dimensión. A veces ciertas actitudes son parte de una gran creatividad, que no siempre puede desarrollar plenamente en la casa. Esto no significa no ponerle límites, que no sólo son necesarios para su formación, ya que es algo que él espera de sus padres, sino observarlo de otra manera, con más atención. Generalmente, cuando el chico se siente comprendido sus actitudes cambian. Descubre que sus padres comienzan a interesarse por cosas que para él son fundamentales y que quiere compartir.
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Entrevistas 1 y 2
Qué maravillosa manera de informarnos tienes...saber que aún podemos crecer...para ser mejores personas, para comunicarnos; para vivir en armonía con toda la Creación.
ResponderBorrar¡ Simplemente gracias por este texto, tan enriquecedor !
Cariños de siempre.
Si, la enseñanza es mutua, sin ninguna duda.
ResponderBorrarUn abrazo.
Estoy maravillada. Después de mandarte el mensaje en el que comento algo de mi relación con mi hija, entro a tu página y leo esto. Sin palabras.
ResponderBorrarComparto totalmmente el comentario de Mariana y le agradezco pues me dio una mano.
Gracias Mirta!!!
Un abrazote gigante, Susana
Me gustó mucho tu escrito,gracias,beso.
ResponderBorrarGracias a vos Mariana por la visita y comentario.
ResponderBorrarGracias por ser parte del camino y seguir creciendo.
Somos Uno.
Abrazo de luz, Mirta
Así es mária, estamos siempre aprendiendo.
Abrazo muy fuerte de luz, Mirta
Gracias Susana.
ResponderBorrarEsto es es siempre un ida y vuelta. Gracias a todos y cada uno de nosotros por "compartirnos".
Abrazote muy grande de luz, Mirta
Gracias Fiaris. En verdad queda tanto por aprender...
Abrazo de luz, Mirta
Siempre ando pendiente de tus entradas, porque aunque no lo creas, me dicen mucho mucho. Para eso apareciste en mi camino no?.
ResponderBorrarEstoy aprendiendo a mirar a mis hijos con otros ojos y eso me gusta.
Abrazos
Gracias Lola, nada sucede por casualidad, no nos cruzamos en el camino porque sí... Gracias por compartirlo.
ResponderBorrarAbrazo muy fuerte de luz, Mirta
Los niños nos aportan muchísimo con su espontaneidad y su relacion con el mundo carente de manipulación.
ResponderBorrarMuy buen texto!!
Así es Red, miremoslos, prestemosles atención, tienen mucho para enseñarños.
ResponderBorrarAbrazomuy fuerte de luz, Mirta